Fractura vertebral osteoporótica


¿Qué es una fractura vertebral osteoporótica?





Las fracturas vertebrales osteoporóticas por compresión constituyen un problema clínico frecuente y su importancia es cada vez mayor a medida que aumenta la esperanza de vida.


Cuando la calidad del hueso disminuye de forma notable, un mínimo esfuerzo físico o una caída banal puede provocar la fractura de una vértebra. En estos casos el síntoma predominante, es el dolor, generalmente sólo es controlable con el reposo en cama.


En otros casos, se produce de forma lenta un acuñamiento vertebral generalizado que tiene como consecuencia la reducción de estatura y cifosis progresiva, siendo evidente la tendencia a presentar una giba o joroba dorsal. Este grupo de pacientes, escasamente sintomático, se estima que aproximadamente el 25-30% se hacen clínicamente activos con dolor localizado en alguna de las vértebras.


No sólo está comprometida la calidad de vida por la limitación de actividad por el dolor y la necesidad de reposo. El riesgo de complicaciones respiratorias y de trombosis venosa en las piernas aumenta la mortalidad a medio plazo con respecto al mismo grupo de población sin fracturas vertebrales.


Sufrir una fractura vertebral osteoporótica obliga a ser muy estricto con el tratamiento de la osteoporosis de base y debe ser interpretado como un signo de alarma:

  • El riesgo de presentar una nueva fractura vertebral es 5 veces mayor.
  • El riesgo de presentar una fractura de cadera se duplica
Síntomas habituales

Síntomas de la fractura vertebral osteoporótica

Principal síntoma: el dolor

  • El dolor empeora al ponerse en pie, y suele mejorar al permanecer quieto en la cama. por lo que es habitual una importante reducción de actividad.
  • En ocasiones es evidente una caída como desencadenante del dolor, pero no es extraño la ausencia de traumatismo, motivo por lo que con frecuencia son infradiagnosticadas.
Cómo se diagnostica

Diagnostico de la fractura vertebral osteoporótica

Las radiografías simples confirman la existencia de fracturas de acuñamiento, pero no es capaz de discriminar las fracturas antiguas de las agudas.

La Resonancia Magnética Nuclear (RMN) identifica qué fracturas son agudas, y por tanto las que provocan dolor. Es capaz de identificar además las fracturas trabeculares en las que la forma de la vértebra no se ha modificado. Aporta información de posibles compromisos de las raíces nerviosas e incluso de la medula espinal.

Opciones de tratamiento

Tratamiento de la fractura vertebral osteoporótica

En el caso que el dolor no sea severo, y el paciente tolere ponerse en pie y andar, es razonable intentar la resolución de la fractura con tto conservador, alternando el reposo con periodos cortos de deambulación. El corsé en hiperextensión desplaza posteriormente el centro de gravedad limitando la presión sobre la zona dañada y facilitando su consolidación. Conforme las molestias se van reduciendo, es recomendable asociar ejercicio físico dirigido para potenciar la musculatura espinal.

Si fracasan las opciones de tratamiento conservador estará indicado evaluar las opciones de tratamiento quirúrgico:

  • por deficiente control del dolor
  • por efectos secundarios de los analgésicos utilizados
  • por intolerancia al corsé en hiperextensión
  • por progresión de la deformidad vertebral a pesar de una adecuadas aplicación del tratamiento.


Las fracturas vertebrales osteoporóticas pueden tratarse con técnicas mínimamente invasivas, mediante cifoplastia o la inserción de Spine Jack.


La finalidad de la intervención es doble:

Compactar y crear una cavidad en el hueso esponjoso donde inyectar el cemento acrílico, lo que confiere estabilidad a la fractura de forma prácticamente inmediata y resuelve el dolor.

intentar recuperar la forma de la vértebra para reducir la deformidad de la columna espinal.


Estas técnicas presentan mayor seguridad con respecto a la clásica vertebroplastia, por reducir el riesgo de inyección de cemento en el torrente sanguíneo y en el canal espinal, y permiten además corregir, aunque sea parcialmente, el acuñamiento vertebral.


En algunos casos, por la complejidad de la fractura, es necesario asociar una fijación, habitualmente percutánea, para asegurar el éxito de la intervención



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